Uno de los servicios más solicitados por nuestros clientes cuando visitan Euskadi es realizar un tour por los pueblos de la costa vasca. Y nadie queda defraudado. Conocer los pueblos pesqueros de esta costa abrupta es sin duda una experiencia agradable y memorable, tanto por los paisajes que se abren ante nuestros ojos como por las gentes que los pueblan y que han hecho de la pesca, de la agricultura y de la industria su modo de vida.
La ruta por la costa vasca puede comenzar, evidentemente, tanto por el este como por el oeste y dependerá de donde estemos alojados. Tanto San Sebastián como Bilbao cuentan con excelentes hoteles donde pasar unos días que nos permitan conocer toda la geografía vasca. También ambas capitales están bien comunicadas tanto por avión como por carretera o ferrocarril. En Bilbao puede aterrizar en el Aeropuerto de Loiu y en Donostia en los de Hondarribia o Biarritz. Para ambas opciones puede contar con el servicio de transfers de Taxiberia, de forma que pueda llegar a su hotel con la máxima comodidad.
Nosotros comenzaremos nuestra ruta desde el este, allí donde el rio Bidasoa se abre en la Bahía de Txingudi y desemboca en el Cantábrico. La bahía que separa y une al mismo tiempo a los pueblos de la costa española y francesa es un humedal protegido de gran valor ecológico, ya que es zona de paso y refugio para numerosas aves migratorias. Si queremos conocer mucho mejor esta zona, podemos realizar una de las numerosas rutas que nos descubrirán tanto las riquezas naturales de la bahía como su historia y su cultura.
El primer pueblo costero que visitaremos es Hondarribia, municipio situado entre la Bahía de Txingudi y el monte Jaizkibel. Hondarribia es un pueblo de tradición pesquera con una historia marcada por su carácter fronterizo y, por tanto, plaza estratégica en los conflictos entre Francia y España. Ambos aspectos se reflejan perfectamente en la fisonomía actual del casco antiguo de la localidad.
Por una parte podemos visitar el Barrio de la Marina, donde está el puerto pesquero, que aún continúa en activo pese a que la economía local se centra ahora más en el turismo, y donde podemos pasear entre las tradicionales casas de pescadores y disfrutar de unos pintxos en sus bares. Por otra parte, la parte vieja de la localidad está rodeada por una muralla defensiva y coronada por el Castillo de Carlos V, hoy reconvertido en Parador Nacional. La parte vieja de Hondarribia nos depara preciosos rincones, con antiguas casas blasonadas y llenas de color, con sus balconadas llenas de flores. Las construcciones militares que podemos visitar se completan con el Fuerte de Guadalupe, situado en el monte Jaizkibel, muy cerca del santuario del mismo nombre.
No nos podemos despedir de Hondarribia sin visitar su playa y el puerto deportivo. Es una zona ideal para pasear y disfrutar de las magníficas vistas, tanto de la Bahía de Txingudi, con la localidad francesa de Hendaya justo enfrente, como del monte Jaizkibel que protege la playa por el oeste.
Nos encaminamos hacia el oeste siguiendo la costa y vamos dejando atrás la zona portuaria de Pasajes y la capital guipuzcoana, Donostia, ciudad que merecerá un artículo propio en un futuro cercano. Pasamos de largo Orio y Zarautz y nos detenemos en Getaria, otra localidad guipuzcoana de larga tradición marinera. La reconocemos desde lejos gracias a la península conocida como “El Ratón de Getaria” por su forma característica que nos recuerda al perfil de este roedor.
Getaria es conocida por ser la localidad natal de Juan Sebastián Elcano, el primer marino que dio la vuelta al mundo allá por el siglo XVI. Otro hijo celebre del municipio fue Cristóbal Balenciaga, el famoso modisto que conquistó París con sus diseños de alta costura durante el siglo pasado y que podremos ver en el moderno museo que recientemente se ha inaugurado en su localidad natal.
Otro de los atractivos de Getaria, además de su playa y el pueblo en sí, es la gastronomía. Estamos en el lugar adecuado para disfrutar de un pescado a la plancha al estilo tradicional, regado con el célebre txakolí de Getaria, un vino blanco típico de estas tierras y que poco a poco y gracias al esfuerzo de los productores locales se ha ganado un lugar entre las Denominaciones de origen más conocidas de España.
Continuamos con nuestra ruta hacia el oeste y realizamos una nueva parada en Lekeitio, ya en Bizkaia. La localidad se encuentra en una pequeña bahía formada por la desembocadura del río Lea y protegida por la isla de San Nicolás. Así queda protegido el puerto pesquero, centro neurálgico de un pueblo que mira al mar y que siempre ha vivido de sus ofrendas. A pie del puerto se encuentra la espectacular Iglesia gótica de Santa Mª de la Asunción, con sus característicos contrafuertes y arbotantes coronados por pináculos. En el interior destaca el retablo mayor de estilo gótico hispano-flamenco o isabelino.
Antes de recalar en nuestro próximo destino, vale la pena hacer una visita rápida a Elantxobe un pequeño pueblo pesquero característico por lo abrupto de su ubicación. Es una sucesión de casas escalonadas, que flanquean la cuesta que acaba en el pequeño puerto construido al abrigo de la mole del cabo Ogoño.
Seguimos la ruta costera hasta recalar en Mundaka, en plena Reserva de la Biosfera de Urdaibai, un espacio protegido formado por el estuario de la desembocadura del rio Oka. Es una zona llena de arenales y de gran riqueza faunística que merece una visita por sí misma, pero que dejaremos para otra ocasión, centrándonos esta vez en Mundaka, localidad situada en la margen izquierda del estuario.
Mundaka es conocida por su ola izquierda, que atrae a miles de surfistas de todo el mundo. También se celebra en la localidad una prueba puntuable para el ASP World Tour, el máximo campeonato a nivel mundial de este deporte tan visualmente atractivo. Por eso, es raro que no haya siempre varias personas practicando surf en estas aguas, independientemente de la época del año en la estemos.
En Mundaka nos llama la atención su casco antiguo, por el que es agradable pasear entre estrechas calles y antiguas casas de pescadores. También podemos acercarnos a disfrutar de las vistas sobre el estuario y sus arenales desde la Ermita de Santa Catalina, donde además veremos los restos de una fortaleza defensiva del siglo XIX.
Dirigimos nuestros pasos de nuevo hacia el oeste y, tras pasar la Villa de Bermeo, que también merece una parada en nuestra ruta, llegamos a un punto mítico de la costa vasca, la Ermita de San Juan de Gastelugatxe, parada obligatoria para turistas y lugareños. Esta ermita está construida en la cima de una isla unida al continente por un puente del camino de acceso que lleva hasta la misma y que es un atractivo en sí mismo. El camino tiene más de 200 escalones que debemos superar para llegar a la ermita, una construcción del siglo X desde donde se disfruta de una vista espectacular de la costa vizcaína.
Además, la zona está dentro de un biotopo protegido, que engloba también la cercana costa del Cabo Matxitxako, el punto más septentrional de la Comunidad Autónoma Vasca y desde cuyo faro se pueden divisar en ocasiones grandes cetáceos que recorren esta zona del Mar Cantábrico.
Es hora de poner punto final a nuestra ruta. Tras pasar por localidades costeras como Bakio o Plentzia, llegamos al Abra y a Bilbao, punto final de nuestro recorrido de hoy. También dedicaremos un espacio a esta ciudad, motor económico del País Vasco y sede de numerosos eventos, y que dispone de atractivos suficientes para visitarla con más tiempo. Recuerde que esta ruta es la sugerida por Taxiberia, basada en la experiencia de nuestros chóferes, pero nuestros clientes pueden elaborar un recorrido diferente, más conforme a sus gustos e intereses y que estaremos encantados de realizar.